El cigarrillo es como un mejor amigo que te apuñala por la espalda. Es en aquel que refugias cuando los días grises se presentan o disfrutas de su compañía entre charlas y un par de cervezas.
Prender un pucho en el medio del caos, trae consigo una capa invisible. Una pausa en el mundo lleno de caos y hundirte en un mundo interno, en tu mundo.
Pero al fin del día ese mundo caótico, pero al mismo tiempo vacío, sigue girando. El mundo no se detiene y ese “amigo” te está sacando tiempo. Tiempo que después vas a pedir a gritos, anhelar tanto haber buscado otra forma de escapar.
Por eso me despido de ti viejo amigo, voy a dejar de esconderme.